I.
Nos costó vender los cubiertos de plata.
Fuimos a tres lugares y en todos ellos querían darnos mucho menos que
su valor.
No me molesta eso en todo caso, sino que nieguen el valor que tienen
esas cosas.
Y es que si me dijeran, por ejemplo, que son valiosos pero que no
pueden dar más, yo los vendería de inmediato.
Lamentablemente, suelen ir por otro camino, y te dicen incluso que lo
que ofrecen es lo justo.
Y eso me molesta, claro.
Así soy yo.
II.
Algunos me critican diciendo que exagero mi reacción.
Que me ofusco demasiado cuando aparece la frase: "el valor de las
cosas".
A veces intento explicar que no es el
valor de las cosas, lo que me ofusca al hablar.
Y entonces explico que lo que me molesta es hablar del valor, sin más.
No podemos hablar así no más
sobre el valor, les digo.
No es algo para tomar a la ligera.
Pero claro, supongo que no me explico bien, aunque de todas formas me
siguen pidiendo que los acompañe.
No es por simpatía en todo caso, sino que alcanzan mayores precios cuando
voy yo.
Ni yo sé por qué ocurre de esa forma.
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