I.
Una ciudad bajo el agua pierde su nombre.
No es una ley, digamos, pero es lo que suele pasar.
Queda de inmediato convertida en ruinas, aunque sus estructuras no se
dañen mayormente.
Entonces, al pasar el tiempo, pueden ir expediciones a visitarlas.
Les venden tours, a los visitantes, y les arriendan los implementos
necesarios.
Muchos van encantados y se sacan fotos submarinas.
Cada año nacen en promedio dos ciudades, o poblados, con estas
características.
Si no me creen pueden buscar información y solo entonces desconfiar.
II.
Los que han vivido en esos pueblos, sin embargo, no hacen tours.
De hecho, por lo general, no regresan.
En el mejor de los casos dan una vuelta breve, y observan desde la
orilla.
Se contentan con observar, digamos, la superficie del agua.
III.
Yo mismo, si soy sincero, viví un tiempo en un pueblo que hoy se
encuentra bajo el agua.
Aunque me fui del lugar años antes, por lo que no viví el
proceso.
Recuerdo que alguien me dijo que bajo esas circunstancias mi sensación
no contaba.
Yo estaba en la orilla, mirando la superficie del agua, y eso fue lo
que me dijo.
Además, me advirtió, cuando miras
el lugar desde la orilla, se te acercan bichos.
Y claro... debo admitir que lo de los bichos, al menos, era cierto.
Sin embargo, ya no me molestan.
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