Si bien no es propiamente un juguete, es muy
buscada hoy por los más importantes coleccionistas, la figura del doctor Walter
Freeman, que se vendió durante 1940 y 1942 en Estados Unidos. La figura forma
parte de una colección que incluye también el vehículo en que el doctor se
desplazaba (lobotomovil) y hasta un set que incluye un picahielo y una cabeza
de madera de tamaño natural, con indicaciones para realizar una supuesta
lobotomía, práctica que, por cierto, el doctor Freeman abundantemente realizó,
durante más de treinta años.
También se reconocen en la colección las figuras de
dos pacientes, una de las cuales parece representar a Rosemary Kennedy (hermana
mayor de JFK) quien fuera operada por el médico, aunque tanto las razones por
las cuales fue sometida a la lobotomía como el resultado de esta son más que
cuestionables.
En agosto del 2016 se subastó una colección
completa de estas figuras, alcanzado un precio récord en la categoría de
juguetes (U$ 480.000), aunque no se conoció abiertamente la identidad del
comprador.
Tengo fotos de la paciente que supuestamente era
Rosemary Kennedy -también hay una figura en venta en una página de subastas-, y
después de meses sin llorar no he podido parar de hacerlo al verla.
Y es que todo es igual de absurdo, si se analiza bien.
Absurdo y triste.
Por eso no quiero analizarlo.
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