Debo reseñar una película inacabada realizada
aparentemente por un ayudante de cámara de Raoul Walsh, en 1914. Habría sido
rodada durante la filmación de La vida de
Pancho Villa, y tiene la particularidad de haber sido grabada, en su
totalidad, cabalgando sobre un caballo. Más allá de las importantes
dificultades técnicas para realizar tal hazaña y la innovadora propuesta
artística que supone -la que incluye un largo plano secuencia en primera
persona de poco más de ocho minutos-, lo que me llama realmente la atención del
film es su argumento central.
La historia, trata acerca de la rebelión de una
serie de siervos que acusan ser explotados por sus patrones -lo que incluye
derechos sobre las esposas e hijas de los trabajadores-, razón por la cual se
organizan para dar muerte a algunos de ellos y quemar sus propiedades.
La película por cierto, nos cuenta esto a partir de
la conversación de los siervos junto a una fogata, tras haber huido de las
casas en que prestaban servicio, y nos muestra luego el entrenamiento de este
grupo y el ataque realizado por estos rebeldes a las mansiones de dos de sus
patrones.
En esos ataques, podemos ver cómo son quemados
tanto los patrones como los siervos que se mantuvieron leales a ellos, al mimos
tiempo que se observa cómo los rebeldes se llevan a lugares solitarios a las
hijas y mujeres de los hacendados, para cobrar venganza de lo que les sucedió a
sus propias familias.
Hacia el
final de la película, sin embargo, se observa cómo uno de estos rebeldes da
muerte a otros siervos que han cometido excesos en esta toma de justicia (esa
es la secuencia filmada en primera persona que señalaba anteriormente), y se
sabe que en la idea original existía cierto ajusticiamiento militar, que no
alcanzó -aparentemente-, a ser filmado.
Es reconocible en la película la presencia del
actor Eagle Eye además de una pequeña aparición -como hacendado-, del propio
Pancho Villa, quien sorpresivamente había accedido a filmar junto a Walsh y
hacer de sí mismo en la película que este filmaba sobre su vida.
De hecho, es una de sus frases refiriéndose su
participación en esos dos filmes, la que me gustaría dejar como cierre de este
texto:
(...) Trabajé de mí mismo con Raoul Walsh (...)
También lo hice siendo otro y descubrí que me sentía más yo mismo siendo otro
(...) y eso se disfrutaba más".
No diré más -aquí-, sobre este asunto.
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