Lo habían asignado como ayudante para la cátedra
que comenzaría en el semestre de invierno. Anatomía
comparativa entre peces y anfibios, era el nombre propuesto. Le habían
hablado del profesor y desde entonces había intentado leer algunos de sus
escritos. Lamentablemente, ninguno de sus textos le pareció inteligible. Más
aún, todos estaban fuera de su área salvo uno, sobre el sistema nervioso de los
peces barbos. Para tener algo que hablar con el profesor consiguió algunos de
estos peces. Los observó detenidamente y leyó el texto varias veces. De hecho,
no estuvo de acuerdo en varias interpretaciones del comportamiento de estos
peces, por ejemplo, las que se relacionaban con la extraña postura que
adoptaban algunos de estos peces, al dormir. Para conocerlo y hablar sobre el curso que
iba a comenzar, el futuro ayudante trató de contactar al profesor por medio de
una carta. Saludó cordialmente, se presentó, comunicó sus deseos de reunirse
prontamente y hasta le comentó algo sobre el comportamiento de los peces barbos,
aunque sin entrar en detalles. Cuando ya pensaba que no recibiría respuesta se
encontró con una breve carta del profesor titular. Estaba enfermo. Escribía una obra dramática y sentía
que tenía poco tiempo. No creía que fuese a realizar, finalmente, el curso. Por
último, no estaba de acuerdo con lo que el ayudante le había manifestado sobre
los peces barbos. Para discutir esto último es que accedió a reunirse
brevemente con él, aunque cuando el futuro ayudante fue hasta su hogar, solo pudo
verlo tres minutos. En ese tiempo se saludaron, hicieron un breve comentario sobre la
universidad y el profesor le solicitó intercambiar apuntes. El ayudante le dejó
entonces sus observaciones sobre los peces barbos y su interpretación sobre la forma
tan extraña de situarse cabeza abajo, y supuestamente se llevaría unos apuntes relacionados
con el curso que ahora, al parecer, ya no se realizaría. Poco después, sin embargo, el ayudante se percataría que llevó a casa las hojas equivocadas. De hecho, las que se llevó
contenían el final de la obra en que estaba trabajando el profesor. Ya en su hogar, el ayudante leería el final varias veces, pero no logró saber de qué iba aquella historia. En cambio, observa de
forma superficial algunos elementos: hay un loco con un niño, luego hablan otros
hombres sobre algo que no se entiende y hacia al final aparece una vieja, que al
parecer cuenta una historia que no está apegada a la realidad en que viven los
otros personajes. Eso y nada más hasta llegar al fin. Un par de días después, justamente
mientras escribía una carta al profesor indicándole que trajo otros papeles, le
comunican oficialmente al futuro ayudante que el curso no se hará, pues el
catedrático ha sido hospitalizado y no se prevé una pronta recuperación. De
hecho, luego de tres días fallece el profesor y el que habría sido su ayudante
asiste al funeral. Meses después, por cierto, este último publicaría un texto
dedicado a la postura invertida de los peces barbos, que dedicaría al fallecido profesor.
En dicho texto, se plantea que los peces barbos adoptan una forma invertida al
dormir a modo de protección, ya que si son mordidos por otros peces estos
atacarían primeramente el cuerpo, y no la cabeza, causándoles así un daño no irreparable.
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