(…)
-Eso no es o que yo dije.
-¿Cómo?
-Digo que cambias mis palabras. Las transformas. No
me parece justo.
-O sea que además de todo lo anterior ahora ocurre
que soy injusta.
-Otra vez…
-Reiteradamente injusta.
-No he dicho eso.
-Una y otra vez injusta. Eso dices.
-No. No digo eso. No hablo de ti. Hablo de
situaciones…
-O sea que no soy digna de que tú hables de mí… No
soy lo suficientemente buena como para eso…
-Eso no es lo que yo dije.
-Claro que sí… Hablas de situaciones que te afectan…
Ni siquiera soy un otro ante ti… Apenas soy un factor en las situaciones que tú
sufres…
-¿Qué…?
-Lo que oyes. Ni siquiera en una discusión me permites
ponerme a tu altura, como un igual... Yo desaparezco y quedas tú y tus
situaciones…
-No es eso lo que quise decir… Creo que entiendes
mal…
-¡Lo que faltaba…! Así que ahora soy estúpida.
-No es eso… Yo…
-No entiendo así que soy estúpida. Una imbécil que
no es capaz de entender lo que tú dices…
-No es entender, tal vez… lo dije mal… Además el
problema es otro.
-Claro… es otro el problema, pero te la tomas
conmigo. Me atacas todo el tiempo… Me tratas de injusta, estúpida y ni siquiera
tengo ante ti el nivel de un igual…
-Lo interpretas mal…no llores...
-Todo eso y ahora más encima no sé interpretar… ¿Perlas
para los cerdos, no…?
-¿Qué…?
-Que por si fuera poco resulta que ahora debo
interpretar mal… ¿me hablas en parábolas, acaso…? ¿Eres un ser superior que le
habla una cerda incapaz de entender correctamente el sentido profundo de tus
palabras…?
-No... No es eso... -No llores... Eso no es lo que yo dije…
(…)
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