Un secreto revelado.

Era una pequeña tienda de souvenirs, en Praga. La atendía la propia artesana que en ese momento estaba terminando de pintar unos huevos, con motivos geométricos. El local era pequeño y tenía unas pocas repisas con productos a cada costado. En el local había un gato. No era un gato típico, pero supuse que se trataba de una clase propia de la región. El gato se me acercó aunque no se dejó hacer cariño. Entonces la señora me indicó un sector aparte y me mostró un trabajo especial, que guardaba en una caja de madera. Se trataba de un huevo –vaciado, por supuesto-, cuya superficie estaba sin pintar y que tenía un pequeño orificio en la cáscara. Tras acercármelo, la mujer puso un lente cerca del orificio del huevo y me instó a mirar. Yo observé. El huevo estaba pintado por dentro, lleno de líneas de colores brillantes y diseños mucho más detallados que los huevos que más comunes que estaban pintados en su superficie. Imagino que la técnica era similar a la de construir barcos dentro de una botella, solo que el trabajo artístico y creativo me pareció mucho más minucioso, y bien acabado. Tras dejar el huevo en la caja y devolver el lente a la mujer ella se mostró amable y me indicó un precio. No comprendí al principio que se trataba de un precio por aquel huevo especial, pintado por dentro. Además, se trataba de un precio relativamente módico, similar al de los huevos que estaban pintados en su superficie. Como supuse que se trataba de un trato especial lo agradecí y le pasé el dinero. Entonces ella tomó una especie de masa y selló el agujero por el que había sido pintado el huevo. Luego lo pulió y lo dejó así, sellado, al interior de la caja. Han pasado años y todavía tengo el huevo así, y supongo que nadie sabe lo que tiene dentro. A veces he dudado si me estafaron y el huevo está vacío, pero supongo que no gano nada comprobándolo. Supongo que cuenta como un secreto revelado.