Mi abuela contaba que tuvo una hermana que murió
tres veces. Sin metáforas ni símbolos. Tres veces al menos en que la lloraron y
enterraron y luego ella volvía a casa como si nada. Era mayor que mi abuela por
unos años y era una más de doce hermanos. Todos se habían criado en el campo,
cerca de Temuco, pero su hermana era la única que había muerto y regresado, sin
mayores explicaciones. La primera vez que murió la pisó un caballo. Le partió
la cabeza y murió poco después que un doctor logró llegar hasta la casa. Mi abuela
recuerda que la metieron en un ataúd chico, que hizo su padre con las tablas de
unos cajones, y que lo pintaron de color crema. Esa vez volvió luego de unos
meses. Con la cabeza intacta y sin nada que contar. No le dijeron nada a nadie
y la inscribieron otra vez con el mismo nombre, en los registros, dando a
entender que era una prima venida de lejos. Mi abuela compartía cama con ella y
dice que nunca notó nada extraño, salvo que tenía la voz muy aguda. La segunda
vez fue unos pocos años después. Murió de una peste en la que también falleció
uno de sus hermanos. La muerta era ya adolescente por lo que la enterraron en
un cajón más grande y con flores amarillas, como se acostumbraba. Hubo que
envolverla además en varias mantas por el tema de la peste, al igual que a su
hermano. Esa vez los enterraron en el patio de la iglesia, pues habían
dispuesto un lugar especial debido a las muchas muertes que se produjeron en
esa época. Luego de unos años, sin embargo, su hermana volvió a la casa. Ya era
una joven, pero su rostro y su voz seguía siendo el mismo. Esa vez, según contaba
mi abuela, no la recibieron muy bien, y trataron principalmente de esconderla.
Luego de unos meses, tras volver del campo, la madre de mi abuela la encontró
acostada con su esposo, quién se había emborrachado. De vez en cuando pasaba
eso de acostarse padre e hija, contaba mi abuela, como si nada. A partir de
eso, sin embargo, la madre de mi abuela ideó un plan pues decía que a esa hija
la había devuelto el demonio. De esta forma, una noche, fueron hasta la cama
donde dormía y le dieron muerte, arrastrándola hasta el patio y cortándole la
cabeza. Esa fue la tercera muerte, dice mi abuela. Luego de eso no volvió, más
que en sueños. Mi abuela murió hace como quince años y poco tiempo antes de
morir me contó esas y otras historias. Nunca dudé que fuesen ciertas.
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