Sueño que negocio la posesión de algunas cosas. Me
refiero a que alguien ofrece algunas de sus cosas por otras que son mías. Cada
cierto tiempo tengo de esos sueños. En ellos, los productos negociados cambian,
pero la situación viene a ser prácticamente la misma. Dicha situación es
extraña, además, pues no quiero desprenderme de mis cosas. En este sentido,
siempre es otro quien viene a ofrecerme algunos cambios. Por otro lado, se
generan sensaciones incómodas pues en el fondo las cosas que quieren cambiarme
son cosas sin mucho valor. Incluso cosas inútiles, derechamente. Es decir, en
esos sueños, ofrecen cambiarme cosas inútiles por otras cosas inútiles. Por
ejemplo, pueden querer cambiarme un feo cenicero que se encuentra guardado hace
años o hasta la tapa de una olla que extravié en un cambio de casa. Sin embargo,
en el sueño no tengo intención alguna de desprenderme de esos objetos. Entonces,
escucho las ofertas que ese otro me hace y algo en mí se aferra a las cosas
desestimando cada una de ellas. Por ejemplo, recuerdo que en el último sueño me
ofrecían una serie de libros de psicología en japonés por un par de fotos
viejas que no me interesa volver a ver y que ni yo mismo sé dónde se encuentran.
Y claro, como en cada una de las negociaciones termino negando la transacción,
aunque sintiéndome culpable, en parte, por lo absurdo de mi decisión. Quizá por
eso, ya despierto, intento darle vueltas a esos sueños y ver qué es lo que
defiendo, en el fondo, al negarme a cambiar esas poco importantes pertenencias.
Al respecto, mi conclusión es clara y no muy compleja: En el fondo, negocio posibilidades de mí. Posibilidades de ser yo mismo y no ser otro,
me refiero. En este sentido, cada cosa que defiendo viene a ser no solo una
posesión, sino una posibilidad almacenada en algún sitio. Una posibilidad de
interactuar con algo que me es propio. De incluirlo en mi trayectoria, digamos.
Tal vez otro día lo explique en detalle, pero por ahora me entiendo. Además no
creo que a nadie más, en el fondo, le interese.
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