“No llore, no sirve de nada y se va a
fatigar”.
B. V.
I.
No basta plantar el árbol.
Tampoco basta regarlo.
Cuidarlo, tal vez.
Probar los frutos de ese árbol.
Y claro,
que exista un nido en ese árbol.
que exista un nido en ese árbol.
Entonces,
esperar que nazcan en aquel nido
pájaros que sean buenos chicos
esperar que nazcan en aquel nido
pájaros que sean buenos chicos
y que dejen con vida –por pura bondad-,
a uno que otro gusano.
II.
No solo escribir un libro.
Escribir un libro donde ella mejore.
Escribir un libro donde ella es el mundo.
Un libro donde la felicidad
esté a la vuelta de la página.
O un libro donde al menos
sea posible.
sea posible.
No la felicidad de todos los hombres,
sino la felicidad
de cada uno
de esos hombres.
de esos hombres.
III.
¿Un hijo?
Un hijo y nieve de vez en cuando.
Lluvia y nieve y sol y un hijo.
Un hijo para que el corazón se desgarre.
Para salir fuera de nosotros mismos.
Un hijo para el mundo.
Para que plante otro árbol
y escriba otro libro
y hasta tenga otro hijo.
Un hijo para él mismo.
Y uno se vuelve transparente entonces.
Mientras el árbol y los pájaros…
Mientras el libro…
Y uno se vuelve viejo y mamón y desaparece
mientras ese hijo crece y se entera
que debe escuchar a Boris Vian
y dejarse querer por Vonnegut
y dejarse querer por Vonnegut
y tal vez ordenar la biblioteca
si el corazón se lo ordena.
Aunque tenga sueño.
Aunque llueva sobre él
y tenga frío.
y tenga frío.
O aunque ella no mejore.
Esa es la consigna.
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