-Lo descubrí cuando era chico –me dijo-, mirando a
un señor que vendía verduras y que tenía un gran bigote. El hombre pasaba en
una camioneta y la estacionaba en la esquina y entonces varias vecinas salían a
comprar… y claro, yo, como era chico… me ponía a un costado, en silencio, mientras
miraba al señor hablar con las vecinas…
-Y te fijabas en el bigote.
-Claro… o sea, al principio solo observaba porque
era un gran bigote y llamaba la atención… pero pronto me empecé a fijar en lo
que sucedía cuando el hombre hablaba…
-¿Y qué sucedía…?
-Primero no me di cuenta… -continuó-, pero poco a
poco me fui fijando que cuando hablaba, el vendedor no movía la boca…
-¿Cómo?
-Que el vendedor hablaba sin mover la boca… sin
abrirla siquiera… pero claro, no se notaba bien, por el bigote…
-¿Y por dónde hablaba entonces?
-Es que ahí está el problema… la pregunta no es “por
dónde hablaba”, sino ¿quién hablaba?
-¿Y quién hablaba, entonces?
-El bigote.
-¿Cómo…?
-El bigote -repitió-. Sé que suena absurdo y puede
arecer algo estúpido, pero…
-Claro que es estúpido, debes haber mirado mal,
simplemente y…
-No. Yo también pensé eso, pero con el tiempo, comencé
a fijarme en otra gente con bigote… y bueno, si bien no ocurría siempre, encontré
otras personas que tenían esta particularidad…
-¿Otras persona que hablaban por el bigote?
-Es que no es eso exactamente… -recalcó-. Me
refiero a que tenían un bigote parlante… y ese bigote no solo hablaba, sino que
los llevaba…
-¿A quiénes llevaba?
-Al cuerpo de los que tenían bigotes… -respondió-. Me
refiero a que el bigote era realmente lo que dirigía a aquellos hombres…
-¿Cómo el ratón de Ratatouille…?
-¿Qué es eso…?
-No, no importa…
-Cómo sea… a lo que voy yo es que la teoría comenzó
a ganar peso mientras más casos descubría… Nietzsche, Chaplin, Pancho Villa… Todos
descubiertos tras analizar videos, o fotos…
-Eso es absurdo…
-Puedes pensarlo, pero yo no lo digo a la rápida,
yo he estudiado el tema y…
-…
Siguió así la conversación un largo rato hasta que
nos comenzó a dar sueño y además las pruebas me parecían todas apreciaciones
absurdas.
Así, terminamos despidiéndonos, simplemente, sin
legar a un acuerdo.
Algo me dice, sin embargo, que seré incapaz de
poner a prueba sus observaciones fijándome en detalle cuando tenga a alguien
así en mi camino.
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