Nadie me cree.
Pero acostado en la noche, frente al cielo, cuento lunas.
Por años fue una, solamente.
Luego fueron dos.
Ahora cuento seis.
Con todo, mis matemáticas no fallan.
Así, preocupado, hago ejercicios y compruebo mis facultades.
Todo está correctamente, salvo las lunas.
Las cuento varias veces.
Siguen siendo seis, en cada intento.
Una vez incluso conté siete.
Para comprobarlo saco una cámara.
Para comprobarlo saco una cámara.
Llevo las fotos a un doctor.
Él me mira.
No hace comentarios, al respecto.
Entonces, vuelve a llegar la noche.
¡Siempre llega la noche!
Vuelvo a contar.
Seis lunas, me digo.
Las cuento.
Observo la noche.
Y claro… la noche no se puede contar, salvo su luna.
Así, resulta más fácil
Entonces pasa una mujer paseando al perro.
Ya hasta el pero aúlla, siete
veces.
No se debe generalizar, no todos ignoran las mismas cosas, asi como tampoco se debe acudir a la ilusión.
ResponderEliminarComo siempre, llego a tus textos en el momento preciso... Saludos