Un amigo me cuenta que para un trabajo en su
universidad realizaron un experimento. Dicho experimento –bastante sencillo por
lo demás-, consistía en ofrecer, a pequeños grupos de personas, pastillas de
menta. Por lo general se elegían grupos que no se conocieran entre sí y las
pastillas eran ofrecidas por alguien con una jerarquía mayor, que se comportaba
con gran desplante y seguridad por lo que nadie solía reusarse a recibir dichas
pastillas. El punto central es que dentro de estas siempre se incluía al menos
una que no tenía sabor alguno. Luego de esto, se intentaba observar las reacciones
de las personas y determinar quién fue el individuo que recibió la pastilla sin
sabor.
Más allá de lo fome del experimento, mi amigo me
comentaba las distintas conclusiones que fueron obteniendo a partir de sus
observaciones, aunque lo que verdaderamente me llamó la atención fue la reacción
de las personas al final de esta experimentación. Y es que por lo general,
luego del experimento, se solía informar a la gente sobre lo que había sucedido
(principalmente para que accedieran a facilitar sus referencias para un estudio
final) y se les comentaba que a uno de ellos se le había dado una pastilla de
menta sin sabor. Ante esto, además, se les preguntaba de forma escrita a la
gente si creían ellos haber recibido la pastilla sin sabor, cosa que –y esto es
lo que me extrañó-, más del 80% de los encuestados declaró que estaban seguros
de ellos haber recibido la pastilla sin sabor (cada uno de ellos, me refiero),
cuando solo el 15% aproximado de ellos la había recibido efectivamente.
Si sucediese eso con mis textos, pensaba yo
entonces, siempre autorreferente, ¿serían capaces de reconocer, los supuestos
lectores, la(s) pastillas sin sabor? Y claro, debo reconocer que en algún
momento le saqué la menta a algunas de
mis pastillas, para observar qué ocurría.
Lamentablemente, como casi no tengo lectores, tampoco tengo –prácticamente-, conclusiones que entregar a este respecto.
Antes de terminar aprovecho de
comentar que este no es, aunque lo parezca, una de esas pastillas de menta sin
sabor, a las que hacía referencia.
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