Don José vivió durante cuarenta años en la casa esquina de la calle
donde viven mis padres.
Tenía una hija que se fue a vivir a España y un hijo que trabaja como
contador.
Ese hijo, según cuentan, estuvo preso en varias oportunidades.
Don José, de hecho, se habría distanciado de él a partir de aquello.
De todas formas, debo reconocer que yo nunca supe de nadie más, que
viviera en esa casa.
Y eso que cuando chico, solía escuchar con atención a don José.
Recuerdo por ejemplo, que él hablaba siempre de fabricar su propia vida.
Esto lo decía en relación, principalmente, a ser autosuficiente.
Me refiero a que estaba orgulloso de tener, por ejemplo, unos cuantos
árboles frutales.
Y claro, también en ese entonces, según recuerdo, tenía varias gallinas.
También lo escuché hablar, orgulloso, diciendo que él mismo había
construido su propia casa.
Cosas así le escuchabas decir, si es que estabas atento.
Así fue pasando el tiempo y don José se fue volviendo cada vez más
solitario.
Tanto fue así que, según cuentan, don José comenzó incluso a hacer su
propio pan y a salir de casa lo menos posible.
Tal vez por eso fue que, incluso su muerte hace unos días, prefirió hacerla
por su propia mano.
Ese era, don José.
No hay comentarios:
Publicar un comentario