-Ese sector con arena que está a ese lado de la
carretera –dijo T.-, estaba antes al otro lado… No el sector, claro, sino la
arena que está en él…
-¿Me dice entonces que la arena se cambió de lado? –preguntó
F.
-Exacto –señaló T.-. Ocurre cada ciertos años. No
es algo brusco, pero supongo que solo nos damos cuenta cuando ya ha sucedido…
De pronto estamos caminando o simplemente observamos mejor el lugar y
descubrimos que ya cambió de sitio… En las fotos también se aprecia, mire…
-¿Ese es usted?
-Sí… soy yo, pero fíjese en el fondo... en la arena…
Las dos fotos fueron tomadas desde el mismo lugar, pero la arena está al otro
lado…
-¿La de la foto de la izquierda era su esposa? –preguntó
F.
-Sí –dijo T., algo cortante-. Pero no se fija usted
en la arena. A nadie parece importarle porque dicen que es por el viento… Los
autos van y vienen por la carretera y supongo que da lo mismo a qué lado esté
la arena… Un día va a tapar la casa y a nadie le va a importar…
-¿Piensa seguir viviendo acá, después de lo
sucedido? –dijo ahora F., un poco más punzante.
-Acá lo único que sucede es que la arena cambia de
lado –señaló T.-, lo demás es pasajero… autos que pasan… personas que aparecen en
las fotos que luego ya no están… cosas de ese estilo. Pero claro… usted parece
fijarse siempre en el elemento equivocado…
-…
-Yo en cambio intento basarme en lo que observo: le
digo que la arena se mueve… que algo está pasando, pero usted no me hace caso…
Es simplemente otro más de los que cree que es el único que tiene verdadero
movimiento…
-Yo no he dicho eso –se defendió F.
-No. No lo ha dicho –admitió T.-. Pero quiere
hablar de cosas que no son.
-No entiendo lo que quiere decir –dijo entonces F.
-No puede hacerlo –concluyó T.
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