"Si Rosvita estuviera hoy con nosotros, recurriríamos
todos a ella buscando consejo y guía. Entonces, desde
la austeridad y la tranquilidad de su mundo medieval,
la austeridad y la tranquilidad de su mundo medieval,
la mirada penetrante de esta sibila legendaria, exorcizaría
los horrores que se materializan ante nuestros ojos
en eso que llamamos televisión, o vida moderna..."
los horrores que se materializan ante nuestros ojos
en eso que llamamos televisión, o vida moderna..."
I. R.
¿Ubicas a la señora Isabel…? Pues bien, de vez en
cuando la visita una vecina. Ambas son igual de viejas y les cuesta caminar. Creo
que la que la visita se llama Leontina, o algo parecido. Da lo mismo, en
realidad. El punto es que en una de esas visitas la vecina se percató que la
señora Isabel tenía el horno encendido. Y claro, le preguntó por lo que estaba
cocinando y la señora Isabel le dijo que estaba haciendo pan, o algo así. Lo
mismo pasó en un par más de ocasiones hasta que la señora Leontina sospechó
algo raro y en un descuido se acercó hasta el horno y descubrió que estaba
vacío. Vacío, pero encendido, claro. Se lo comentó a otras vecinas y ellas
también visitaron a la señora Isabel. Cada una contaba lo mismo. El horno
funcionando y las mentiras de la señora Isabel. Aunque claro… nunca nadie la
encaró directamente ni le pidió explicaciones. No obstante aquello y ante el
peligro que podía suponer el horno encendido, las vecinas de la señora Isabel
dieron aviso a carabineros. Ellos fueron con bomberos a ver la situación. Tras
una hora con la señora Isabel los bomberos salieron y les dijeron a las vecinas
que era cierto: el horno estaba encendido y permanecía vacío. En eso tenían
razón. Sin embargo, recalcaron, la situación no resultaba peligrosa en lo
absoluto. Algunas viejas insistieron, pero no las tomaron mayormente en cuenta.
Molestas, comenzaron a juntar firmas. No sé bien para qué, aunque supongo que era
para expulsar a la señora Isabel, pero no lo sé con certeza. La señora Leontina
fue la que organizó todo. Creo que intentó contactar a familiares de la señora
Isabel. Solo ubicaron a una hija que estaba viviendo en Argentina y que al
parecer estaba enferma. Eso es lo que me contaron a mí por lo menos. Fue
entonces que me pidieron que viniera a hablar contigo. Según dicen, tú hablabas
de vez en cuando con esa señora y tal vez quieras comprobar si lo sigue
haciendo. Lo de encender el horno vacío, claro. O ayudar a convencerla de que
no lo haga, más bien. No sé si quieras, pero ya sabes, así son las viejas y
resultan bastante insistentes. Además a ti te interesan por lo general esas
historias. En una de esas escribes un cuento sobre el horno mágico o algo más
espiritual referente a aquello, pero ojalá hagas algo. Si no la señora Leontina
–si es que se llama así-, va a seguir insistiendo y tal vez hasta vengan ellas
mismas a verte. Tú ves si lo haces, pero yo al menos voy a decir que te avisé. Así
me dejan tranquilo.
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