Como era navidad el lugar estaba lleno.
Tuvieron incluso que desarmar el pesebre para poner
otra mesa.
En esa mesa se sentaron siete personas.
Había una cena especial, con solo dos alternativas
de plato, todos en base a carne de distintos tipos.
Un plato era a base de pavo y faisán.
El otro tenía carne de res, jabalí y ciervo.
Esté último fue el más solicitado, tanto que,
cuando se agregó esta última mesa y llegaron esas siete personas, solo era
posible elegir el plato en base a pavo y faisán.
-Pero eso no es elegir -dijo el mayor de los siete,
cunado le informaron la situación-. Eso es imponer qué debemos comer en
navidad.
-Lo lamento -dijo la muchacha que los atendía-, no
nos queda más.
Los siete que habían llegado se miraron como
preguntándose si se quedaban o no en aquel lugar.
-Igual a esta hora ya no encontraremos otro sitio
-dijo uno.
-Yo puedo intentar llamar a otro lugar si quieren
-dijo otro-. Conozco al chef que ahora sale en la tele… el del restaurant que
está al lado del Hotel…
-¿No es judío? -preguntó la más joven del grupo.
-¿Y eso qué tiene? -dijo otro.
-Que no celebran la navidad… creo que el restaurant
es mayormente para judíos… deben ir allí si no quieren celebrar la navidad…
Siguieron así unos minutos hasta que optaron por
quedarse.
Les sirvieron, por supuesto, el plato en base a
pavo y faisán.
Notaron toques de manzana y otros frutos, en la preparación.
Comentaron que no estaba mal.
El vino podía haber sido mejor, comentaron, pero de todas
formas era más que aceptable.
El postre, por su parte, era variado y agradó a la
mayoría.
Finalmente, pagaron y se prepararon para
irse, mientras comentaban lo que harían a continuación.
El último del grupo, al ponerse de pie, le pareció
ver una figura extraña, en el suelo, pero prefirió recogerla y siguió de largo.
Les costó salir del lugar, pues aún había muchos
comensales.
Y es que como era navidad, el lugar estaba lleno.
Siempre ocurre así, en estas fechas.
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