I. Soñar con Poincaré.
¿Alguien más soñará con Poincaré?
Yo lo debo haber leído hace al menos quince años y
sueño con él estas dos últimas noches.
En el primero de los sueños, eso sí, se presentó
como una joven colorina que usaba un vestido corto y ajustado.
En el segundo se apareció como una cuchara de palo
y un trozo de zapallo recién cocido.
Y claro, yo no me di cuenta en primera instancia
que soñaba con Poincaré.
Sin embargo la sensación común de ambos sueños (o
las sensaciones disímiles de aquellos que formaron una única sensación), me
llevó de pronto, esta mañana, a decir en voz alta una frase que lo develó todo:
el desmoronamiento general de los
principios.
Fue entonces que, tras repetir unas cuantas veces
aquella frase, el nombre de Poincaré resurgió en mi memoria, llevándome así a
bautizar la sensación de la que hablaba en el párrafo anterior, como la sensación Poincaré.
II. Aclaración.
Si bien no suelen provocar una angustia directa,
las ideas de Poincaré que ponen en cuestionamiento la exactitud asociada a
diversos teoremas y a la ciencia en general, me asombraron antaño
principalmente a partir de dos aspectos:
a) La apreciación de que las leyes que
supuestamente dominan la materia son un producto puro de quienes las postulan.
b) La idea de que solamente nos es posible
acercarnos al conocimiento de las relaciones que existen entre las cosas, pero
no podemos llegar a la comprensión certera de las cosas mismas.
III. Agobio.
Me agobia la sensación Poincaré.
Trato de no tomarla en serio, pero igualmente me
agobia.
Y no es que la asocie directamente con una
sensación de incertidumbre, sino más bien –aunque suene confuso-, a la certeza
de la incerteza del conocimiento de las cosas en sí.
En este sentido, podría decirse que desde esa
sensación Poincaré intento hoy en día llegar a una resignación Poincaré.
Lamentablemente, debo reconocer que mis esfuerzos en
este aspecto han sido infructuosos.
Esto ya que, entre otras cosas, veo venir una nueva
transfiguración Poincaré para el sueño del día de hoy.
Por lo mismo, intento prepararme para esa nueva
transfiguración.
En eso estoy ahora.
IV. Ahora bien.
Intento salir de la sensación Poincaré.
Intento también acercarme a las cosas en sí y no la
relación simplemente, que me es dada.
Sin embargo, pese a los esfuerzos, lo cierto es que
no sé cómo salir de la sensación Poincaré.
Y es que en el fondo no sé y ni siquiera imagino otra
sensación activa que pueda acogerme.
Dado lo anterior, no puedo sino intentar llegar al
sueño esta vez, tratando de estar atento para sacar algo en claro.
Ahora bien… ¿alguien más soñará con Poincaré, esta
noche?
Si es así, no puedo sino desearle una buena experiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario