P. está jugando con el casco de una armadura.
Entonces P., de tanto jugar se rebana una oreja.
P. recoge la oreja e intenta frenar la hemorragia.
Así lo encuentra su hermano y lo lleva una clínica
cercana.
Minutos después ingresan a P. a pabellón y preparan
también su oreja rebanada.
La idea esencial es frenar la hemorragia y volver a
injertar la oreja.
Tras varias horas de trabajo la operación no
resulta del todo exitosa.
Y es que la oreja, según explica el doctor, fue
rechazada por el cuerpo de P.
Es entonces cuando yo, enterado de la situación, llego
a la clínica a ver a P.
Y claro, escucho el resumen de lo sucedido y además,
la noticia que da el doctor, sobre la operación fallida.
¿Cómo puede
uno rechazar algo que fue suyo?, le digo entonces al doctor, interrumpiendo
la conversación.
El doctor me dice que es común y que pasa en varios
tipos de operaciones.
Cómo no parezco convencido me dice que piense en
los dientes de leche, y en lo erróneo que sería que alguien quisiese volver a colocárselos..
Yo lo dejo hablar, pero cuando termina, le digo que
realizó una comparación fallida, pues el cuerpo de P. no ha expulsado
voluntariamente la oreja.
Tras esto, el doctor se pone serio y me dice que
toda acción del cuerpo es finalmente voluntario.
Por último, antes que reaccione ante su frase, el
doctor se va.
¿Qué mierda
hacia P. jugando con el casco de una armadura?, me digo entonces, mientras
intento pensar en otra cosa.
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