I.
-¿Saber algo de uno mismo? –dijo ella-. Pues sí,
supongo que sé cosas.
Entonces yo esperé a que hablara nuevamente, pero
no dijo nada.
-¿Qué cosas sabes? –pregunté.
-Cosas –dijo ella, tras un momento de silencio.
-¿No son datos? –le pregunté.
-No –dijo ella.
-¿Tampoco fechas y esas cosas? –insistí.
-No –dijo ella-. Son cosas que no sé cómo decir.
-¿Y entonces? –seguí.
-Entonces eso. .. Entonces no son cosas habituales…
-Ya –dije yo.
Luego esperé un par de horas, pero ella nada dijo.
Eso fue todo.
II.
En realidad eso no fue todo.
Pero lo otro fueron apenas pequeñas islas. Costaba incluso cruzar de unas a otras.
-No sé si contarlo –dijo ella-. Me refiero a que no sé si esas historias… ya sabes,
pudiesen ser útiles algún día.
-…
-De todas formas las comento, claro… Pero lo cierto
es que no sé si sirva que alguien las escuche…
-…
-No sé qué pienses tú… Probablemente no cambie mucho, pero al menos son señales…
Son pocas, claro, pero un mundo entero, digamos, puede ser hecho por señales…
-…
-Lo que es yo, las voy a buscar todo el tiempo… O
sea, no es que sin historias esté mal, simplemente quiero aclarar dudas…
-…
-No sé si me explico… Lo que pasa es que resultó
molesto, finalmente, tomar decisiones ajenas… Y de cierta forma, creo que todas las decisiones son ajenas. No le pido nada a nadie, por lo mismo… Solo
saber que son señales. Volver a comenzar, incluso, si es que puede, y
escuchar otras... ¿tienes tiempo?
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