(…)
-Disculpe, pero no entiendo la pregunta.
-¿Qué pregunta?
-¿Cómo…? No entiendo… De verdad no sé… no entiendo
las preguntas, ese es mi problema, por eso vine a hablar con usted.
-¿Y qué tengo que ver yo con ese problema?
-Ya ve, no entiendo su pregunta. Es terrible…
Porque la gente interroga a cada rato, no sé si usted se da cuenta… y una
cuando no responde pues ya ve… se aísla… se queda una sin nada que decir que le
interese al otro… ayúdeme por favor…
-¿Y cómo podría ayudarla?
-De nuevo no entiendo. Por favor no me pregunte. Yo
puedo hablar, contar cosas si quiere, pero responder no puedo. No sé cómo hace
la gente para eso… Puedo dar nombres, por ejemplo… fechas… pero no puedo
responder preguntas… no las entiendo… no entiendo qué pueden querer los demás
que yo diga…
-Pero si puede dar datos… ¿podría decirme cuando
nació, por ejemplo?
-¿Decir qué…? No entiendo. Me concentro incluso,
pero no entiendo. De verdad me esfuerzo. Ni siquiera puedo llenar formularios...
Si quiere puedo hablar largo sobre algún tema y si usted me escucha puede que termine
diciendo eso que usted quería preguntar… tarde o temprano tendremos que
intersectarnos, como las rectas…
-Pero es imposible que eso le ocurra… ¿no aprecia
usted que es solo un cambio de tono?
-No sé bien qué me preguntó, pero puedo decirle que
sí me ocurre… que me pasa desde pequeña… a veces intuyo qué quieren, pero cada
vez se me hace más difícil… y es que siento que cada vez preguntan más… a
medida que uno crece, me refiero… Ya no sé que hacer… quiero comprar algo y me
hacen preguntas… trato de explicar con claridad y siempre preguntan algo…
quieren robar mi lenguaje, mis palabras… ¿qué pueden querer que yo diga…?
-…
-Es difícil la vida así… Entre los otros, me
refiero. Porque yo sola no tengo problemas. Observo los árboles, riego las
plantas, atiendo mis mascotas… nadie me pregunta nada… y es normal... eso
debiese ser… Pero entonces llegan los otros y comienzan las preguntas… Es como
si todo lo que tuviese significado fuese cortado… desunido… Es difícil la vida
así, ¿no cree?
-Sí, supongo… Aunque siempre tiene alguna dificultad…
-Espere… creo que entendí eso…
-Claro, no era una pregunta.
-Ah… por eso…
-¿Puede conversar fluidamente cuando no hay
preguntas?
-¿Cómo…? Disculpe, de nuevo no entiendo… De verdad
es terrible.
-No, disculpe usted, me olvidé de orientar las
palabras de otra forma.
-No se preocupe, nadie puede conversar sin preguntar…
no es culpa suya.
-¿De verdad lo cree?
-Supongo que volvió a preguntar pues no entendí lo
último que dijo…
-Nada importante… No dije nada importante…
-Todo es importante, no crea… solo están de más las
preguntas… eso es lo que hace difícil la vida, finalmente… o eso es al menos lo
que yo he pensado.
(…)
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