-¿Y viene usted a decirme que…?
-¿Yo…? ¿A usted…?
-No se haga el hueón, por favor, conozco
perfectamente las intenciones de su visita…
-¿Mi visita?
-Exacto. Su visita. Hace tiempo que la esperaba…
-¿Hace tiempo?
-Bastante tiempo… Y es que puede usted hacerse el
huevón todo lo que quiera, pero yo hace semanas que vengo captando su
descontento, su desgano… y sobre todo, sus ganas de transmitirlo… eso no es
sano, sabe…
-¿Dice usted que quiero transmitir mi descontento?
-Exacto.
-¿Cuál descontento?
-El descontento mayor –me dijo-. El único que vale
la pena llamar de esa forma… Lo he visto, sabe… En el partido de la empresa,
por ejemplo, todo el equipo jugando y usted ni siquiera con el implemento
deportivo a un borde de la cancha… resulta vergonzoso….
-Era el director técnico, señor.
-Ese no es el punto... Acá lo que importa es que yo
no puedo permitir que usted pervierta a mi grupo de trabajo, y por eso voy a
tener que tomar decisiones trágicas…
- ¿Va a renunciar?
-No.
-¿Y entonces?
-Entonces voy a despedirlo… antes que pueda usted,
como le decía anteriormente, pervertir al resto…
-¿No quiere pensarlo mejor?
-No. La decisión ya está tomada. Y déjeme decirle
que creo que es lo mejor para usted, si es que sabe cómo redirigir estos
acontecimientos en su vida…
-De acuerdo… supongo que lo agradezco… pero, ¿me
mandó llamar solo para eso?
-Mandarlo llamar… ¿Pero si fue usted el que…
-Eh… pero, ¿es usted el señor X?
-No…
-…
-…
-¿Podría olvidar este percance?
-Puedo intentarlo.
-Con eso basta. Buen trabajo.
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