-¿Te conté que tuve un sueño raro el otro día?
-Parece que no… ¿qué soñaste?
-Era una historia enredada, pero el resumen,
quitando un montón de cosas… es que soñé que era Papa.
-¿Frita?
-No, hueón… Papa de cura… de la Iglesia católica…
-¿Y eras el Papa de ahora o alguno de antes?
-No… Yo era Papa. Yo mismo. Me despertaba, dentro
del sueño y era Papa…
-¿Y cómo era ser Papa?
-Era yo mismo, en el fondo… era como despertarse
ahora y recordar que eres Papa… ver las ropas a un costado… ayudantes y
guardias por todos lados… pero saber qué algo no corresponde… sentirse un poco
como impostor…
-¿Y qué hacías como Papa…? ¿Qué tenías que hacer?
-No tanto, pero era extraño… Me bañaba, me vestía….
Eran hartas capas de ropas, pero yo sabía cómo iban… luego iba a una sala y me
ponían otras cosas más… hasta el gorro ese largo que le ponen a los Papas…
-¿Y no decías nada?
-No… ¿qué iba a decir? Todos ahí estaban serios,
aunque al hablarme se mostraban amables… respetuosos… Me marcaban el camino,
simplemente, hasta que me dejaron en ese balcón alto desde donde el Papa habla…
-¿Cuál balcón?
-¿Nunca has visto imágenes de un Papa desde un
balcón, frente a una plaza con un montón de gente?
-¿En el Vaticano?
-Si po, hueón, en el Vaticano. Si yo era el Papa.
-Pues sí… puede que sí…
-El punto es que me dejan ahí, frente a un micrófono
y junto a unos guardias… y yo tenía que decir unas palabras a la gente que
estaba abajo, que me saludaban levantando las manos…
-¿Una multitud…?
-No tanto… la verdad es que la plaza estaba un poco
vacía, pero se veía gente igual, como en grupos…
-¿Y qué les decías?
-Primero nada… Me quedé callado frente a ellos,
mientras saludaban, hasta que me pasaron una carpeta con un discurso, pero al
final venía una hoja prácticamente en blanco… De hecho, venía una pura palabra
en la hoja…
-¿Una palabra?
-Sí. Salía debajo de la hoja la palabra “amén”,
como en el final de las oraciones...
-¿Y la dijiste?
-No quería decirla… porque pensaba que si la decía
yo iba a pasar a ser Papa, como que iba a tener que aceptar eso… y entonces iba
a dejar de acordarme quién era yo e iba a pasar a creer otras cosas.
-No la dijiste entonces…
-No me acuerdo… no creo… Además, me parece que fue
entonces cuando desperté y vi que estaba atrasado…
-¿Y ese fue el sueño entonces?
-No po… ya te dije que había más, pero eso era lo
del Papa… Y ese sueño llegó hasta ahí, porque me desperté y vi que estaba
atrasado…
-¿Nada más?
-Nada más. Me tuve que levantar rápido, poner la
ropa del trabajo y me vine para acá… Llegué unos minutos tardes, pero nadie lo
notó.
-No hay más sueño…
-No. No hay.
-Pues no me molesta… no creas eso, pero la verdad
es que no sé para qué me cuentas estas cosas…
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