"Son solo cosas. Es cotillón.
Tú tienes algo real.
Yo quiero que algo real suceda"
B. M.
Colapsó abajo, en la bodega, cuando la enviaron a ordenar
el cotillón. Ya sabes, toda esa mierda para fiestas y ese tipo de cosas.
Sombreritos de plástico. Tubos que lanzan challas. Lentes gigantes. Y es que como
el año nuevo estaba próximo la bodega estaba llena. Un conteiner chino entero
de esas cosas había allá abajo. Y claro, como te decía, ella colapsó. Cuando
bajé la encontré en cuclillas, llorando, como con convulsiones. Creo que había
estado separando unas corbatas plásticas con lunares, que estaban a un lado.
Entonces me acerqué y ella intentaba hablar, pero no podía. O sea, podía, pero
se le entendía enredado. Todo es cotillón,
creo que decía. O cosas así, supongo, sin mucho sentido. Y claro, yo subí para
avisar a alguien, pero arriba no había nadie que pudiese ayudar así que yo
mismo le bajé un vaso de agua con azúcar, como hacía mi mamá, cuando era chico.
Ella ya estaba más tranquila cuando le llevé el agua, pero no hablaba. De todas
formas no pude hacer mucho porque había que atender gente y debía subir al
tiro. Le debo haber dicho algo, supongo, para animarla… aunque en el fondo yo
creo que se recuperó sola. De hecho fue ella misma la que llegó arriba, como
una hora después, con los ojos medio hinchados, pero ya más tranquila. Incluso
me dio las gracias y me pidió que no contase nada, para no complicar las cosas.
Yo no sabía a qué cosas se refería, pero le hice caso, de todas formas. Y claro…
nos saludamos como amigos, desde entonces, aunque nunca volvimos a hablar del
tema ni nos vimos tampoco fuera del trabajo. Y sí… debo reconocer que meses
después tuvimos sexo un par de veces, en esa misma bodega. Algo rapidito en
todo caso. Puede que hasta un poco triste. Nada del otro mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario