I.
-No sabe.
-¿No sabe?
-Claro: no sabe o no contesta.
-¿Marco esa?
-Claro, ¿te contestó acaso?
-No, pero…
-Entonces está claro: no sabe o no contesta.
II.
-¿Y si le pasó algo?
-¿A quién?
-Ya sabes… a la chica esa.
-No sé de qué estás hablando.
-La chica que no contestó… la de antes…
-La que no contestó o no sabía, querrás decir.
-Pues sí, ella… pero tú sabes que no estaba en condiciones de
contestar.
-Pues si hubiese estado en condiciones tampoco podríamos asegurar que
hubiese sabido.
-No, pero…
-Pues entonces ya está dicho.
-¿Qué está dicho?
-Todo lo que valía la pena decir sobre ese tema.
-Pero…
-Creo que fui claro.
-Lo sé, es solo que…
-No contestes.
-…
-Mejor no sepas y no contestes. Fin de la historia.
III.
-Voy a volver donde la chica.
-…
-No importa lo que digas. Tengo que volver.
-Haz lo que quieras. No va a contestar de todas formas.
-Nadie contesta, ese no es el punto.
-¿Acaso no vuelves porque no contesta?
-No.
-¿Entonces vuelves porque no sabe?
-Nadie sabe, tampoco.
-¿Estás diciendo que nadie contesta y nadie sabe?
-Así es… llevamos años en esto y ambos lo sabemos.
-Puede ser… pero si es por eso tampoco nadie vuelve.
-Pues ahora vuelvo yo, con eso basta.
-…
-Además ya es tiempo que las cosas cambien.
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