“Lo quiero porque no se ha enamorado usted
de mí.
Otro, en su lugar, habría empezado a
importunarme”.
F. D.
No se enamore usted de mí, me dijo.
Y es que así como me ve, yo quiero en esta vida
morir virgen.
Virgen de amor, por supuesto, el sexo es otra cosa.
De hecho, si gusta, puede usted culearme de lo
lindo.
El trato es por un precio, por supuesto, y unas
pocas condiciones.
Nada de historias verdaderas.
Nada de lágrimas.
Nada que no sea un nombre ficticio.
Por último, si gusta, hábleme así como escribe hoy en
día.
Con la verdad a un lado y el corazón perdido.
A mí me gusta ese estilo, después de todo.
Me acomoda, digamos… como creer y no creer al mismo
tiempo.
Como comer y vomitar.
Como sufrir y no sentir, en una sola instancia.
¿Qué? ¿No se decide…?
No lo piense mucho, que hoy es día especial.
Si lo desea ya puedo ir ya consiguiendo un cuarto.
No sé ya qué más decirle…
Tengo buena higiene, tetas más o menos firmes y
alguna vez tuve biblioteca.
Aunque claro, también puedo extenderle en detalle mi
currículum.
Medidas… técnicas especiales… o hasta el nombre de
mis hijos.
¿Qué me dice…? ¿Ya se anima…?
Pues entonces comencemos.
Recuerde no enamorarse de mí, simplemente.
Eso es todo lo que pido.
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