-Mira ese anuncio –dijo ella-, se ve raro.
-¿Cuál anuncio? –preguntó él.
-Ese… el de la jaula…
-Ya…
-¿Lo leíste?
-Sí, lo leí… no le veo nada raro.
-¿Seguro?
-Claro… se vende una jaula para canario… ¿qué tiene
de raro?
-¿Pero viste lo que dice después…?
-…
-Mira, léelo entero…
-“Se vende jaula para canario. (Pero sin canario)”.
-¿No te suena raro?
-No. O sea, es normal. Se refiere a que vende solo la
jaula vacía.
-Eso lo sé… me refiero a la necesidad de
especificar que viene sin canario… ¿Por qué no decir que viene vacía,
simplemente? ¿O por qué se menciona un canario…?
-No te entiendo.
-¿Son distintas las jaulas para canarios que las
jaulas para otros pájaros pequeños?
-…
-¿Por qué especificar que era para canarios?
-No sé… tal vez sean distintas…
-Quizá… puede ser… pero es raro de todas formas.
-No tanto… -dijo él-, el punto tal vez sea es
reforzar que se trate de un objeto.
-¿Y decir una jaula no es nombrar un objeto?
-Puede ser, pero no es tan sencillo… o sea, una
jaula es menos objeto que una jaula para canarios…
-Pero sin canario -agregó ella.
-Sí, puede ser… pero eso último no es el punto.
-¿Y entonces?
-¿Entonces qué?
-¿Por qué dices que una jaula es menos objeto que
una jaula para canarios?
-Pues ya sabes… parte de la definición de un objeto
tiene relación con su funcionalidad… es como una propiedad, ya sabes…
-¿Y es más funcional una jaula para canarios que
una jaula?
-Explícitamente más funcional sí –dijo él.
-Esa expresión no tiene sentido –dijo ella, algo
molesta.
Entonces, mientras ambos hacían una pausa, vieron
pasar un ave, a lo lejos.
-Parece que era un canario –dijo ella.
-Sí, parecía un canario –dijo él-. Pero sin jaula.
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