Intento.

Miren, de verdad quiero entenderlos, pero no puedo. Me refiero a que mezclan sus historias y de pronto las versiones se contradicen. No es que eso sea tan malo, pero me gustaría que se ordenaran. Para empezar quiero que usted me cuente quién es ella y luego inviertan papeles y me cuente usted quién es él. Claro. De esa forma. Supongo que se entiende. Nada de hablar de uno mismo. Eso queda prohibido. Tampoco pueden interrumpirse porque nos demoramos más y la consulta sale más cara. Y yo cobro con sobreprecio los minutos extras, por si acaso. Por otro lado, si creen que no van a poder hacerlo se van de inmediato y nos ahorramos el mal rato. Después de todo mi forma de hacer terapias es esta y si quieren se adaptan. ¿Qué…? Claro. Ya lo había dicho. La pregunta que les pido es quién es, no cómo es. Tampoco quiero pasarme todo el día escuchando descripciones ni ataques ni ninguna de esas cosas. Solo quién es el otro. Brevemente. Máximo cinco minutos cada uno, digamos. Puede partir usted. Sí, usted. Lo escucho… Ya… De acuerdo… ¿Nada más? ¿Doce años y no sabe nada más? ¿Tres hijos con el otro y no saben decir quién es…? ¿Y usted…? ¿Cree que sabe algo más…? La escucho… Sí, quién es el otro, esa era la pregunta… cuénteme… Eh…. Ya… ¿Nada más, tampoco…?  Mmmm…. Parece que va a ser difícil…O sea… va a salir bien al final, pero es difícil mientras tanto… Sí. Yo tengo tiempo para esto, pero no sé si estómago… Me refiero a que quiero entenderlos, pero quiero que antes entiendan la situación ustedes mismos. O sea, la situación de ustedes mismos, pero a través del otro. Y claro… terminamos eso y vamos a hablar de los hijos. No antes. Si están de acuerdo lo hacemos así y yo los escucho. Si quieren hablar seriamente los escucho. Si saben quién es el otro los escucho. Si no tienen necesidad de defender aquello que creen que son, los escucho. Y claro, si no pueden hacerlo, mejor lo dejamos hasta aquí. Ojala no sea el caso, pero si no son quieren intentarlo lo dejamos sin más, como decía. Justo en este punto. Hasta aquí.