Desde el accidente ella ve todo más pequeño. Me
refiero a que incluso se ve a ella misma con las medidas incorrectas. La gente
le parece pequeña. Los autos. Las calles. Los muebles de las casas. Es como si viviera en una maqueta, señala,
pero cuesta entenderla realmente. Y es que si ve todo más pequeño, uno piensa
que debiese simplemente ajustar la escala, y pasar a considerar todo nuevamente
normal.
Ya lleva varios meses asistiendo al siquiatra y la
situación no cambia. Supuestamente se trata de una manifestación poco común, de
un trauma de lo más habitual para aquellos que han sufrido un accidente como el
vivido por ella.
Si hasta sus hijos le parecen muñecos, le ha
señalado al doctor. La comida, en tanto, le parece servida en porciones tan
pequeñas que le dan risa. Las ropas tendidas, los platos… todo para ella pasó a
convertirse en elementos de pequeña utilería. Todo, incluida ella misma, por
supuesto. Miro mis manos y las veo tan
pequeñas… señala.
En el último informe, sin embargo, el doctor
destaca una observación de la mujer. Y es que ella, al hablar del universo,
pareciera verlo como algo acotado… como si los planetas, por ejemplo, girasen
en torno a su cabeza (su cabeza-consciencia, digamos, no su pequeña cabeza de
falsa utilería) y fuesen de un tamaño cercano, accesible, incluso.
Todo se
redujo y el universo quedó lejos, le dijo al doctor. Y nosotros quedamos como miniaturas en una mesa, bajita… minúsculos en
uno de los planetas del universo, nada más.
Lo peor de todo esto, sin embargo, es que
probablemente tendrán que internarla. Los hijos se quedarán un tiempo con unos
tíos, pero el problema de fondo es que ella puede tener problemas, tiempo
después, para recuperar la custodia.
Todo esto por ver las cosas más pequeñas.
Sentirlas más pequeñas, más bien.
Yo, en tanto, ayudo al doctor a redactar uno de los
informes que deberán presentarse en el juicio donde se tratará la custodia.
Pequeña utilería, finalmente.
Justo entonces, ella golpea la puerta y entra con
pasos torpes hasta donde nos encontramos escribiendo.
Y claro, yo la observo, sorprendido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario