I.
Encuentran congelado un espécimen de mamut que ha
sido llamado desde entonces el mamut de Moldavia.
No me pregunten si lo encontraron en Moldavia.
Tampoco me pregunten características específicas.
Por su conservación –de esto sí pueden preguntar-, es
el único de estos animales cuya apariencia real actual no difiere demasiado de
la del animal cuando estaba vivo.
Es decir, no encontraron los restos, sino el mamut
mismo de Moldavia.
No se sabe bien cómo, pero llegó a una colección
privada de un jeque árabe que facilitó muestras para extraer material genético.
Luego, lo mandó cubrir de joyas y lo llenó con
estampillas antiguas, de gran valor, que no pueden ser recuperadas sin romper
al animal.
Su precio actual, por lo mismo, se ha incrementado
de tal manera que apenas puede ser comparado con el de doce mil autos Ferrari, (modelo
del año y con estanque lleno), aunque el jeque señala que no lo vendería por
cifra alguna.
II.
Se han organizado hasta el momento 84 exposiciones
del Mamut de Moldavia.
En 14 de ellas han intentado robarlo.
Nunca lo han logrado.
Corre el rumor, sin embargo, que las joyas más valiosas
están resguardadas en otro sitio.
En otro mamut, ¿por qué no?
III.
Una sola vez han logrado robar, durante un tiempo
determinado, el mamut de Moldavia.
Ocurrió en Rumania, en el 2011.
Extrañamente fue encontrado intacto, en un galpón
que arrendaban por semanas.
No hubo detenidos, ni culpables, aunque sí se
encontró un computador – en el mismo galpón-, desde el cuál se recuperaron
escritos que hablaban de robar el mamut de Moldavia.
La investigación avanzó poco más y finalmente –tras
meses de investigación-, se devolvió el mamut al jeque quién dejó ya de
facilitarlo para exposiciones.
Ojalá que alguien, alguna vez, encuentre y resuelva
el acertijo.
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