Un amigo que es carabinero me cuenta de una
denuncia recibida.
Para empezar me explica las circunstancias por las
cuáles fue él mismo quien recibió la denuncia.
Luego contextualiza y hasta describe a la mujer en
función de los datos recibidos.
Nombre completo.
Edad.
Antecedentes.
Domicilio.
Y claro… recién entonces hace referencia a la
denuncia concreta.
Así, me cuenta que la mujer que denunció fue por un
robo recibido.
Lamentablemente, tras mucho indagar, mi amigo
apenas logró reunir ciertos datos que le parecieron, además, incoherentes.
Esto, ya que la mujer en cuestión no supe señalar
bien el lugar específico del robo, ni el o los objetos robados, de forma
particular.
Así, resultó que la mujer tenía más bien la
sensación de haber perdido algo (la certeza, reclamaba ella, al parecer), y
tenía además al rabia suficiente hacia algo que asegura que esa pérdida no fue
cosa propia, sino que corresponde a un hecho de terceros (un robo en
definitiva).
Mi amigo cuenta entonces que intentó anotar las
palabras de la mujer, pero que en realidad, ni siquiera había terminado por
hacer la ficha, ya que tendría que excusarse posteriormente con el encargado
titular y podría llevarse algún castigo.
Ocultándole esto a la mujer, sin embargo, le
recomendó hablar con gente conocida para recordar que era aquello y tener más opciones
de recuperar lo robado.
La mujer entonces se habría calmado un poco. Asimismo,
habría quedado de comunicarse prontamente para saber noticias o avances de la supuesta
investigación.
Nada de eso ocurrió, por supuesto.
Una semana después, sin embargo, mi amigo cuenta
que vio un aviso pegado en una pared ofreciendo recompensa por cierta pérdida
que no se especificaba.
Me muestra incluso una foto del aviso, que él mismo
sacó aquel día.
Yo veo la foto y, según recuerdo, creo que dejamos de hablar de aquel asunto.
Y claro... esa fue la historia, en definitiva, y según dice mi amigo, hasta tenía moraleja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario