Había incendio a unas cuadras, así que él fue hasta
la casa para ver si todo estaba bien.
Ella estaba fuera cuando él llego, mirando el humo,
que se originaba aproximadamente a cuatro calles de distancia.
-Creí que podía haber pasado algo –dijo él.
-¿Creíste que se quemaba la casa? –preguntó ella.
Él no contestó.
Ambos se quedaron mirando la parte alta de las
llamas, que se veía a la distancia.
-Los bomberos cerraron la calle –dijo él-. Yo creo
que lo van a controlar pronto.
-Sí –dijo ella-. Hace un rato era más fuerte Ya
casi ni se ve el fuego.
.La casa estaba igual, pensó él. Alguien tiene que
haber venido a cortar el pasto.
-¿Qué crees que hubiera pasado si hubiésemos tenido
hijos? –preguntó entonces ella.
-Estarían viendo el incendio –dijo él.
-No me refería a eso –dijo ella.
Se quedaron en silencio.
Estando así, se podían escuchar las sirenas y hasta
algunas órdenes que un bombero daba por megáfono, para poder controlar el fuego.
-¿Quieres un café? –preguntó ella.
-Mejor que no –dijo él.
Entonces, como había sido algo brusco, él decidió decir
algo más.
-Lo que pasa es que debo irme –se excusó-. Solo
vine a ver si todo estaba bien.
Pasaron así otro par de minutos.
-¿Seguro que no quieres volver a casa? –dijo de
pronto ella, mientras él se iba.
-Seguro –dijo él.
El incendio estaba controlado.
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