“Señor duque, vos mismo sois vos mismo y
por lo tanto
qué queréis que diga yo”
A. P.
-¿Te cae mal?
-¿Quién?
-Ese. El que está mirando.
-No sé. Me da lo mismo.
-Pues a mí me cae mal.
-¿Lo conoces?
-Casi nada.
-¿Y entonces?
-No sé… me molesta que mire.
-…
-O sea, que mire sin conocer.
-¿Quieres conocerlo y luego que mire?
-No. Lo dije mal. Me molesta que vea lo que él
quiera…
-Pues no se entiende.
-Ya sabes… me molesta que al mirar vea lo que quiera…
de mí, me refiero…
-¿Te molesta que se haga una idea errónea?
-No… me refiero a la decisión de qué quiere ver
cuando mira… Eso es lo que molesta. Fíjate… es como si se llevara algo tuyo
cuando mira y lo ensuciara…
-¿No estás exagerando?
-No… Es como cuando dicen que las fotos te roban el
alma… ese tipo te la roba cuando te mira.
-Pues yo ni siquiera estoy segura si está mirando.
-Claro que está mirando.
-¿Cómo lo sabes, si estás mirando hacia otro lado?
-Lo sé porque me siento molesta, porque se siente
cómo te roba algo…
-¿Y por qué no nos vamos, entonces?
-No puedo. Tengo que esperar a que se vaya él
primero.
-…
-Me refiero a que cuando él se va y comienza a mirar
otras cosas yo me repongo y de cierta forma me recupero.
-¿Te vuelve a crecer el alma cuando el tipo mira
otras cosas?
-No. No es eso.
-¿Y entonces?
-Entonces no importa. Casi es eso.
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