A J. R.
I.
En el autorretrato de M. aparecen pintadas ocho
personas.
Ninguna de ellas, según mi opinión, se parece a M.
Las personas aparecen en distintas posiciones
aunque cada una de ellas parece tener, en una de sus manos, un mismo objeto.
Dicho objeto, por cierto, sería un cuchillo.
Las figuras que portan los cuchillos, sin embargo,
no parecen sujetarlos como si se tratara de armas, por lo que sus distintas
actitudes no parecen amenazantes.
Entre las figuras podemos reconocer cinco
representaciones femeninas y tres masculinas.
La pintura, en definitiva, no me transmite ninguna
sensación en particular.
Ese es el autorretrato de M.
II.
Me piden escribir un texto sobre el autorretrato de
M.
Un análisis interpretativo detallado basándome en
ciertas teorías.
Lo comienzo a escribir varias veces, pero surgen
distintos problemas.
El principal es que no creo en el autorretrato de
M.
Otro problema es que no creo en M.
Un último problema es que no creo en los cuchillos.
III.
No creo en los cuchillos porque cuando te entierran
uno, si bien sangras, descubres que no eres tú mismo quien ha sido acuchillado.
M., por otra parte, nunca ha enterrado un cuchillo.
Todas las obras, de cierta forma, constituyen y no
constituyen autorretratos.
IV.
Finalmente pido ver la obra original y, frente a
ella, saco un cuchillo que llevaba en mi bolso.
Entonces, rasgo el autorretrato en ocho partes.
No escribo ningún texto.
Prefiero venderme de otra forma.
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