-Ayer me pasó algo súper raro –me dijo.
-¿Qué? –le pregunté.
-Acompañé a Patricia a que retirara sus nuevos lentes…
-Eso no es raro.
-No, no lo es. Pero no he terminado.
-Disculpa. ¿Qué más, entonces?
-Es que ocurrió que tras llegar al local y mientras ella pagaba los
lentes yo me los puse…
-Pues eso tampoco es raro.
-No hueón, no es raro, pero no
he terminado.
-Ok. Disculpa de nuevo. Sigue no más…
-El punto es que me los puse, me miré en el espejo, y hasta vi esos
cuadros con letras de distintos tamaños… o sea, vi las letras de todos los tamaños,
hasta las más chicas…
-¿Y?
-Y eso… que veía clarito con los lentes de Patricia…
-¿Y eso es lo raro?
-Claro po, hueón… O sea, yo veo bien y Patricia no ve una mierda… Sus
lentes tenían un montón de aumento y sin embargo, al ponérmelos, veía clarito…
-Entonces quiere decir que también tú tienes mala la visión.
-No po, hueón, eso fue más raro todavía, pues al sacarme los lentes,
también era capaz de ver todas las letras…
-¿Pero estás seguro? Para mí que estás medio ciego…
-No, hueón, si veo bien…
-Mira, ¿cuántos dedos ves?
-Me estás mostrando un florero, hueón.
-Ah. Bueno. Pero, ¿cuántas flores hay en el florero?
-No hay ninguna hueón… si veo bien… además no he terminado la historia…
-Ya, sigue no más.
-Pues eso, lo que te decía… y como me pareció raro, le dije a Patricia
se pusiera ella los lentes y me dijera cómo veía…
-¿Y?
-Te estoy contando po, hueón, no me interrumpas…
-Ya.
-El caso es que ella se los puso y dijo que veía mal… Se paró frente al
espejo, intentó leer el cuadro ese de las letras y no lograba ver casi nada…
-¿Y alegó en la tienda?
-Claro… pero como había pasado varios días sin lentes le dijeron que
iba a tardar unas horas en acostumbrarse… y que si luego de eso tenía
problemas, fuera hacia allá y se los mandaban a hacer de nuevo sin problemas…
-¿Y supiste si después le sirvieron más?
-En realidad no… estuvimos juntos como una hora más, pero seguía viendo
mal…
-¿Esa es toda la historia?
-Pues sí, más o menos…
-Puta la hueá fome.
-No te dije que era entretenida, te dije que era rara.
-¿Y qué es lo raro, hueón? ¿O acaso creís que intercambiaste los ojos
con la Patricia?
-No, hueón, pero cómo chucha te explicai que yo viera bien con sus
lentes y ella viera mal.
-Uno ve lo que quiere ver, hueón.
-¿Y eso qué quiere decir?
-Que uno ve lo que quiere ver, hueón.
-Mejor no te cuento ni una hueá más...
-Mejor po, hueón… además si pasó lo que yo creo la historia es todavía
más hueona.
-¿Por qué…? ¿Qué creís que pasó…?
-No te voy a decir… Además ahí sí que terminaría de cagar la entrada…
-¿Qué entrada?
-La entrada de un blog, lo que pasa es que voy a escribir esta hueá.
-¿Por qué?
-No sé… Ya ni sé, en realidad… Porque es la consigna, supongo.
-¿La consigna?
-Sí… ¿nunca leíste a Saint Exupery?
-No. Parce que no.
-Pues eso. Te pones los lentes de la Patricia y lo lees. Luego buscas
al farolero.
-Oye, y en la entrada… ¿cómo vas a hacer para ponerle un final decente,
al menos?
-Pues no lo he pensado… nunca lo pienso, en realidad…
-¿Pero crees que tendrá un final pasable?
-Sí… En realidad yo creo que sí.
-¿Y por qué crees que sí?
-¿De verdad quieres que te diga?
-Claro. De verdad.
-Pues simplemente por esto: porque soy un genio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario