"Cuando tengo frío nunca se me nota"
V.
El perro me muerde y no me suelta.
Yo espero, pero no me suelta.
Con todo, eso no es lo peor.
Lo peor es que quería decir algo.
Pero justo antes de la primera letra llega el perro y me muerde y no me
suelta.
Ahora bien, no sé si les ha pasado, pero cuesta pensar ordenadamente
mientras te muerde un perro.
O sea, quizá no altera el orden, propiamente tal, pero al menos no te
deja elegir el tema.
Por lo mismo, yo intento calmarme y esperar, mientras el perro muerde.
Lamentablemente, ya les decía en un inicio que el perro no me suelta.
En este momento incluso, mientras escribo, miro y observo como sus
dientes se aferran.
¿Habrá atacado a Cheever, o a Dos Pasos, o a Kenzaburo Oé…?
¿Por qué mejor no ataca a Zambra, o a algún autor de autoayuda…?
¡Perro injusto, más encima…!
Pero calma…
Por ahora, calma.
Ya tendrá que aflojar el perro y liberarme y entonces… tal vez el
texto.
Uno grande, ojalá.
De esos tan grandes que hasta dan respuestas.
De esos que hasta dicen algo…
Por el momento, simplemente, escondo las manos y el cuello.
Eso es lo que me toca.
El perro me muerde y no me suelta.
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