No sé dónde exactamente.
Pero sé que lo encontraron en una excavación.
O más bien, lo encontraron mientras excavaban.
Lo que encontraron fue un hombre, pero no uno cualquiera.
Lo que encontraron excavando fue un hombre todavía sin hornear.
La masa madre, digamos de un hombre.
Le pusieron otro nombre, por supuesto, pero más o menos eso era.
En las noticias, quiero decir, le pusieron otro nombre.
Las imágenes eran confusas y borrosas.
Parecía un bulto, nada más, aquel hombre.
Un bulto pegajoso.
Así y todo, según dijeron, aquello era un hombre, igualmente.
O eso al menos entendí.
Era un hombre, solo que le faltaba ser horneado.
Tiene los componentes necesarios, explicaron los químicos.
Solo faltaba hornearlo y ponerlo en marcha.
Viendo al hombre sin hornear, sin embargo, yo me puse a pensar algunas cosas.
Nada trascendente, sino más bien un par de cosas prácticas.
¿Qué harán con ese hombre?, por ejemplo, me pregunté.
¿Terminarán, a fin de cuentas, haciéndolo funcionar?
Nada más decía la noticia, sin embargo.
Luego siguieron otras, de hecho, que eran más cercanas a lo habitual.
Robos, política… y hasta tres expertos hablando de un penal que al parecer no fue.
Es decir, taparon la excavación con esas cosas.
Cerraron el horno, digamos.
Eso hicieron.
Pero no lo supieron encender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario