domingo, 4 de mayo de 2025

No estoy diciendo eso.


I.

No.

No estoy diciendo eso.

Lo que digo es más simple.

Simple y además se puede decir de varias formas.

Por ejemplo, puedo expresarlo así:

“Un elefante cabe dentro de otro elefante”.

Puedo plantearlo así, quiero decir.

Nada me lo impide.

Decirlo de esa forma, como si fuese una premisa.

Luego explicarlo, tal vez, pero no ponerlo en duda.

Un elefante dentro de otro elefante.

Solo uno, me refiero.

Idealmente el mismo, por cuestión de espacio.

Y luego, hago una pausa para que puedas pensar.

Y trasladar nombres y todas esas cosas.

La pausa es necesaria, casi siempre.

Tú eliges, sin embargo, para qué la usas.


II.

Debo confesar algo.

A veces, en el tiempo de la pausa, comienzo a cuestionarme a mí mismo.

O no a mí, exactamente, pero sí a la rigidez (y mala forma) en que suelo expresar algunas cosas.

No se trata, en todo caso, que el elefante ya no quepa en el elefante.

Eso está fuera de dudas.

Pero lo cierto es que comienzo a pensar que, si van apretados, de pronto caben dos.

Esto es un ejemplo, por supuesto, pero ilustra lo que ocurre.

No en mí, exactamente, pues esto es más bien cuestión de tiempo.

No de lugar, quiero decir.

Y el tiempo en que ocurre es siempre un “mientras”.

Y claro… suele ser entonces cuando el otro interrumpe y quiere decir algo.

Algo fruto de su comprensión, quiero decir.

Pero el final del texto no lo deja.

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