sábado, 26 de abril de 2025

Lo que dice.


*

Un conjunto que contiene a otro.

Todo, a fin de cuentas, funciona así.

Nada está fuera de un conjunto, me refiero, aunque queramos.

Nada ni nadie, aclaro.

Todo conjunto, además, está contenido y contiene a otro.

Digo esto, por cierto, para comenzar.


*

No hablo en todo caso, de conjuntos perfectos.

De hecho, la razón principal que un conjunto contenga a otro y luego sea contenido
es justamente esa imperfección.

En este sentido, sería un error pensar en esos conjuntos circulares o de contornos similares.

Menos aún de círculos concéntricos.

Y es que los conjuntos, más bien, se adaptan al contenido.

Piénsenlos, si quieren, como si fuesen piel.

Una piel y luego otra, en ese caso.

Y claro, cuando el contenido de un conjunto muere,
el conjunto mayor que lo contiene no se contagia de aquello.

Carga al conjunto muerto, simplemente.

Y por lo general, olvida que este existió.


*

Un conjunto que contiene a otro.

Es algo simple, si se acepta.

Es decir, es simple si asumimos que somos únicamente un elemento más.

Uno que además es parte de un grupo contenido por otro.

Y claro, solo falta entonces pensarnos como un continente responsable
del conjunto que albergamos.

En mi caso, al menos, cuando lo acepto así, las cosas calzan de mejor forma.

Y hasta se escucha, atrás de todo, una voz que dice:

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