miércoles, 9 de abril de 2025

En su sueño la seguía un león.


Ella me contó que en su sueño la seguía un león. No para atacarla en todo caso, sino que iba tras ella como le ocurría al caballero ese, en el libro de Chretien de Troyes. Yvain, creo que se llamaba, el caballero. Cómo sea, el punto es que en el sueño, según decía, el león se comportaba amablemente y no se alejaba de su lado. No como una mascota en todo caso, sino más bien como un compañero. O como un servidor, creo que dijo. Es decir, guardando cierta distancia y solo acercándose cuando era necesario.

-¿Y cuándo era necesario? –le pregunté.

Ella lo pensó un poco y luego me explicó que el león se acercaba cuando el entorno parecía amenazante. No por algo concreto en todo caso, me explicó (no por algo que ella estuviese viendo, quiero decir), pero al parecer el león captaba algo y al acercarse impedía que esa otra cosa amenazante se acercara.

-¿No pasaba algo más en el sueño? –quise saber.

-No que yo recuerde –me dijo-. Solo caminaba por distintos sitios y el león iba cerca, nada más. Lo extraño fue que al despertar sentí como si el león ese hubiese estado también en otros sueños, solo que un poco más lejos.

-Fue un buen sueño entonces –le dije, a modo de conclusión.

Ella me miró molesta.

-Para nada –señaló, con un gesto de desprecio-. ¡Nunca entiendes nada…!

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