martes, 15 de abril de 2025

La escena de los leprosos.


La que más recuerdo es la escena de los leprosos. Esa que comienza cuando le dicen al rey que es peor castigo para la reina Isolda ser entregada a ellos, que morir en la hoguera. Así, para convencerlo, le describen al rey su condición, y enfatizan la constante repugnancia que ha de sufrir Isolda entregándose a cada uno de los cien leprosos que requerirán de ella continuamente, pues la enfermedad los exacerba, según dicen, y aumenta su apetito sexual. Entonces el rey, tras pensarlo un poco, acepta de buena gana ese nuevo castigo, sobre todo tras escuchar a la propia reina quien ruega por la muerte en el fuego antes de ese otro destino recién sugerido. A continuación, por cierto, cuando los leprosos se llevan a la reina, llega el momento que realmente me impacta: Tristán, junto a algún otro caballero, intercepta a los leprosos y los amenaza para que le entreguen a Isolda. Se trata del mismo Tristán contra el que todos los otros caballeros de la corte, temerosos, se han negado a combatir. Sin embargo, esta vez, los leprosos están dispuesto a pelear por el derecho a poseer a la reina. Poco les importa su vida, pero es algo por lo que vale la pena luchar. Algo que disminuiría la afrenta de ser quiénes son. Algo justo, entonces, y por eso luchan.

Lamentablemente, Isolda es rescatada por Tristán, y vence de esta forma la podredumbre del amor, por sobre la podredumbre de la carne. Fantasía sobre fantasía y poco más.

Eso es lo que más recuerdo.

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