Ella me cuenta sobre un vecino que fue visto matando
un gato.
Lo denunció un testigo que tiene una casa de tres
pisos.
Entonces vino la policía y, tras investigar,
descubrieron evidencia de otros animales muertos.
De eso hablamos un rato y de cómo parecía un tipo
normal.
Por otro lado, me cuenta, ha habido varias quejas
sobre ese vecino de la casa de tres pisos.
Al parecer, también fue denunciado por otros
vecinos que lo han visto demasiadas veces mirando en dirección a sus casas.
Creo que lo obligaron, por lo mismo, a no abrir las
cortinas de las ventanas del tercer piso.
También hablamos de la casa en que no cortan la
maleza y de aquella en que se ahorcó don Mario y que no han logrado arrendar,
desde entonces.
De esta forma, se van sumando historias y anécdotas
ocurridas en el último tiempo.
Operaron al papá de Andrés.
La chica de la esquina o está gorda o está
embarazada.
Un sobrino de la señora Margarita se inventó un
autosecuestro y hasta salió en la tele.
Por último, ella me cuenta que se armó una comisión
para que todos los vecinos celebren juntos la navidad.
-¿No te parece raro? –le pregunto entonces-. Como
que algo en las historias no calza…
-¿Y qué más querías?, -me dijo-. Vivimos en un
planeta que está flotando en la nada.
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