viernes, 21 de febrero de 2025

Ya lo dijo Proust.


I.

Ya lo dijo Proust.

Y lo dijo mejor.

O sea, no lo decía muy bien, en realidad, pero lo escribió de buena forma.

Aclaro esto pues las frases largas le costaban, por el asma.

Así lo dice él mismo en una de sus cartas.

Además, aclara, no hay nadie realmente a quién decirle aquellas cosas.

Nadie a quién le interese, quiere decir.

Así que las escribe para nadie.


II.

Sí, para nadie.

O solo para decirlas, más bien.

Una vez, por cierto, encendí todas las cerillas de una caja mientras leía a Proust.

No necesitaba luz, esa vez.

Lo hice simplemente porque sí, supongo.

Como si voltease páginas, tal vez.

Encendí las cerillas incluso sin mirarlas, esperando a que se consumieran.

Todo esto lo hice, decía, mientras leía a Proust.

No necesitaba encender las cerillas.

Tampoco, lo confieso, necesitaba realmente leer a Proust.


III.

Lo dijo Proust.

Lo dijo Proust y en el fondo da lo mismo quien lo dijo.

Y es que no me refiero, ciertamente, a alguna frase en particular.

Ni siquiera a esa sobre “el estado posible de las cosas”, que sonaba bastante bien.

Supongo que se entiende.

Digo esto pues sino sería extraño que hubiese gente aquí, esperando por si tañe la campana.

Ya lo dijo Proust, repito, únicamente.

Ya lo dijo Proust.

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