I.
Poco, en el sueño, esta vez.
Cielo gris, sin cambios.
O sin grandes cambios, al menos.
Mar en el horizonte.
Nada más.
Un mar en movimiento, pero calmo.
Avanza así, el sueño, si es que avanza.
Algunas variaciones en la luz.
Un poco de viento, tal vez.
Solo observas, no caminas.
Ni siquiera el respirar, sientes.
Tampoco hay sombras ni sonido.
No importa si estás.
II.
Otra vez.
En el sueño, otra vez, que es probablemente la misma.
Cielo gris; mar en el horizonte.
Si estás, no percibes dónde estás.
Reconoces sí, esta vez, la presencia de algo sobre el agua.
Algunas formas en leve movimiento.
No propio, por cierto.
Se mueven únicamente porque se mueve el mar.
Se dejan mover, entonces.
Lejos de la orilla, probablemente.
O lejos más bien de todos lados.
Son barcos, sin duda.
Barcos quietos, de no ser por el agua.
O por el viento, no sé.
Barcos vacíos, en definitiva.
Barcos que no siempre estuvieron vacíos.
No necesariamente abandonados, sino vacíos.
Nada más.
III.
Última vez, en el sueño.
O por el momento, al menos, última vez.
Todo igual, prácticamente.
Todo igual, pero esta vez se siente el tiempo.
No hay cambios, pero el tiempo se percibe.
Incluso más que el lugar.
El cielo gris.
Tú sigues sin estar.
Sobre el mar, los barcos.
Barcos vacíos, como antes.
Flotando, como antes.
Barcos vacíos, entonces, flotando.
Hasta que dejan de flotar.
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