miércoles, 12 de noviembre de 2025

Por ejemplo, astronauta.


F. es una niña de apenas siete años, pero ya tiene, hasta cierto punto, un sistema de creencias. Por ejemplo, ella dice que todo tiene siempre una parte buena y una parte mala.

La parte de buena de ser astronauta, me dijo hoy día, es que sales de la Tierra. Todo el asunto ese de la cuenta regresiva y los propulsores hasta que de pronto te elevas y vas dejando todo atrás, me explicó.

Yo la escuchaba con atención mientras ella explicaba lo que iba a decir en la presentación que debe hacer en su colegio, para el cierre de año. En su presentación, por cierto, F. debía presentar una profesión o trabajo que le gustaría desarrollar cuando sea adulta.

No es que quiera ser astronauta, aclara, pero la profesora le dijo que eligiera una a modo de ejemplo, para explicar lo que piensa, a sus compañeros.

Siempre hay algo bueno y algo malo así que al final uno puede ser cualquier cosa, me dice. Así que mi disertación se llama “Por ejemplo, astronauta”. Yo lo digo al inicio y luego explico lo bueno y lo malo de serlo. Después muestro mi traje, explico para qué sirve cada cosa y al final los demás aplauden, aunque no me entiendan.

Yo asiento.

Por un momento pienso en preguntarle sobre cuál es la parte mala de ser astronauta, pero me doy cuenta que, de cierta forma, ya me lo dijo.

Ojalá todo salga bien, le digo entonces, a modo de despedida.

No se puede… todo siempre es bueno y malo, me recuerda. Pero está bien.

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