“La teoría de la doble verdad permite discernir
el lugar que ocupa, en la escala de las irrealidades,
la historia,
paraíso de los sonámbulos…”
E. C.
Soplé hacia el interior del globo y luego el globo se hinchó y yo apreté entonces el extremo por donde había soplado y lo estiré e hice un nudo. Era un nudo que impedía, en principio, que aquello que yo había introducido dentro del globo pudiese salirse. Y claro, luego de hecho aquel nudo, yo observé. No al nudo mismo sino al globo en su conjunto. Luego, mientras observaba, pensé que de cierta forma el globo se había llenado de mí. O más bien, que yo lo había llenado de mí mismo.
-Es absurdo –comenté en voz alta.
Y claro, como nadie estaba ahí para oír mis palabras, aquello me pareció todavía más absurdo.
Podría inflar otro globo, pensé entonces. Decenas de globos, incluso. Podría hacerlo y entonces todos tendrían más o menos el mismo contenido que habría salido de mí… impulsado por mí, quiero decir… pero yo no dejaría de ser yo mismo, a pesar de vaciarme en ellos una y otra vez…
Para no seguir pensando inflé otro globo. Me costó más anudarlo esta vez, pero al final lo logré. Tras comprobar que no se le escapara el contenido, lo dejé junto al otro. Luego hice lo mismo con un tercero y hasta con un cuarto.
-Sigue siendo absurdo –comenté ahora.
Así, mientras observaba a los globos estar inflados, unos junto a otros, intenté infructuosamente darle un sentido a todo aquello.
-Es como una doble verdad –escuché decir a alguien, que pasó junto a mí.
Cuando ya iba quince o veinte pasos más allá, aproximadamente, reventó el primer globo.
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