viernes, 14 de noviembre de 2025

Cuando hay un accidente.


Los hombres se aglutinan cuando hay un accidente.

Se acercan al lugar, quiero decir, y observan con cuidado.

Por lo general, no ven nada en específico, pero recogen datos aleatorios, al mirar.

Así, reconstruyen lo ocurrido –o creen hacerlo-, para luego contárselo a alguien más.

A veces, alguno saca el celular e intenta grabar algo.

Sin que lo noten, casi siempre, pues se trata de algo mal visto, en general.

Si tiene suerte, podrá hacer un zoom hacia el cuerpo accidentado.

De igual forma, esas grabaciones no suelen ser muy buenas, y no se distingue lo ocurrido.

Demasiado cerca o demasiado lejos, suele pensar, cuando las ve.

Por otro lado, respecto a las razones que llevan a los hombres a acercarse, no hay nada lo suficientemente claro.

O sea, hay estudios, pero los resultados resultan ser poco fiables o derechamente inverosímiles.

Por ejemplo, hay algunos que hablan incluso de empatía, aunque todos sepamos que no es cierto.

De cualquier modo, si me lo preguntan, yo creo que existe cierto alivio, al saber que el accidente le ocurrió a otro.

Y luego, por supuesto, esto se quiere verificar.

Así y todo, creo que el alivio se transforma poco a poco en otra cosa.

Y esa cosa en que se transforma, ciertamente incomoda, a los hombres que fueron a observar.

De ahí que los videos e imágenes obtenidas sean borradas del celular, por lo general, luego de una o dos semanas.

Y se vuelva a hablar, entonces, de otros asuntos.

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