Encuentran un retrato del siglo XVII que se titula El Diablo.
Su pintor fue un discípulo de Pieter Lastman, quien
también fue maestro de Rembrandt, allá por 1620.
El pintor, que murió muy joven y no alcanzó gran notoriedad,
agregó tras el cuadro el mensaje aclaratorio: Este es un retrato del Diablo.
La historia no tiene mucha importancia salvo que el
cuadro trajo gran atención pues se pensaba rematar en una subasta el año 2009,
pero se adelantó un comprador anónimo, quien pagó decenas de millones de libras
por un cuadro que se consideraba valía apenas cien o doscientas mil.
Por otro lado, la condición principal del comprador
fue que retiraran las fotos del cuadro que aparecían en el catálogo de la
subasta, por lo que, hasta el día de hoy, la apariencia de dicho retrato solo
se ha transmitido a partir de comentarios.
Lo extraño de esto, sin embargo, es que las
distintas versiones que se han transmitido sobre la apariencia del personaje
retratado, si bien coinciden en que se trata del rostro de un hombre ordinario,
difieren en las características propias de dicho hombre. Es decir, mientras
unos sitúan la edad del retratado en la treintena, otros comentan que se trata
de un hombre mayor, de al menos 60 años.
Ahora bien, tras encontrarme con esta historia -mientras
ayudo a un amigo con un trabajo donde incluye estos hechos-, me pongo a
investigar un poco y descubro que existe una fantástica relación entre las
descripciones dadas sobre el personaje del cuadro y la apariencia de quienes
las desarrollan.
A modo de ejemplo, es posible observar que A. D.
L., un sujeto calvo de 64 años al momento de la descripción, describe al
personaje del cuadro como un sexagenario (…) aparentemente calvo. Asimismo,
otro de aquellos que hace referencia al
retrato (F. G. J., abogado de la casa de remates, de 38 años) señala que
el retratado no parece alcanzar los 40 años y que, por su apariencia, bien
podría tratarse de alguien relacionado con las leyes, o con el mundo del
comercio.
Por último, vale la pena señalar que –más allá de
los datos anteriormente señalados, y el desarrollo de un reportaje desde el que
los comentarios referidos anteriormente-, no encuentro más datos sobre el
cuadro en cuestión, aunque su autor aparece mencionado brevemente en un par de
biografías de sus contemporáneos.
Y claro, como hoy no quiero alejarme de los hechos,
prefiero terminar aquí mismo esta entrada.
(Aquí mismo).
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