Cada cierto tiempo, generalmente cuando bebía, llegaba a un punto en que cambiaba su actitud y hablaba de pronto con un tono impostado.
Por lo general, cuando esto ocurría, no lo tomábamos en cuenta y hasta lo separábamos del grupo, pues preferíamos tomar en silencio.
Esa vez, lamentablemente, me tocó estar a solas con él un buen rato hasta pues los otros demoraban en llegar.
-Cuando desaparezca desapareceré en masa –dijo esa vez-. A lo mejor no súbitamente, pero sí de forma definitiva. Será algo así como una extinción. Como la desaparición de los dinosaurios.
-Suena bien -le dije, mientras abría otra cerveza-. Pero no significa una mierda.
Me miró en silencio, molesto.
-No significará nada durante un tiempo -agregó, luego de un rato-. Las extinciones son así. Pasan siglos y de pronto alguien encuentra huesos y reconstruyen algo… Milenios incluso y entonces solo encuentran fósiles…
-No quiero escuchar esas mierdas -lo interrumpí-. Estoy seguro que ni siquiera comprendes lo que dices. Solo intentas que suena bien y lo cierto es que no te resulta…
-Será algo impactante -siguió, ignorándome, mientras alzaba la voz-, todo a partir de un impacto tan brillante como imperceptible… ¡Seré mi propio meteorito…!
Le lancé la cerveza a la cara.
Me puse de pie pues pensé que reaccionaría, pero lo cierto es que no lo hizo. Simplemente comenzó a secarse mientras se reía.
Fue en ese momento que llegaron los demás.
-¿Qué pasa? -preguntaron.
Yo los miré y no supe bien qué responder.
Sin embargo, mientras estaba de pie, observándolos, me pareció que algo importante, efectivamente había pasado.
-Un meteorito -les dije.
Luego, en silencio, tomé mis cosas y me fui del lugar, sin que nadie me detuviera.
Nunca volví a verlos.
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