Da lo mismo el contexto.
Él simplemente estaba ahí y de pronto me habló.
No sé muy bien de qué, pero luego de un rato todo se detuvo cuando él dijo:
-Los lobos no pueden matar otro lobo cuando este se ha rendido. Creo que se inhiben o algo así.
-¿Algo así? -dije yo.
-Sí, algo así… -intentó explicar-, la verdad es que no sé bien por qué lo hacen, pero obviamente no es por piedad, es algo así como un código, supongo, no sé…
-¿Y me lo dices por qué? -pregunté.
-Por que apelo a tus códigos… Y porque espero que seas al menos mejor que un lobo.
-¿Entonces te has rendido? -le lancé.
-No es eso exactamente -dijo con un gesto incómodo-, pero tampoco es que seamos lobos… y tampoco es cuestión de muerte, claro está.
-¿Y entonces?
Hizo una pausa antes de contestar.
Me pareció cansado.
-Entonces analízalo tú -siguió, aunque cambiando un poco el tono-. Yo te lo decía más bien como un consejo. Tú eres en el fondo los dos lobos. El que se rinde y el otro. No sé nada más.
Tras decir esto, se levantó y se dirigió hacia algún lugar.
Da lo mismo el contexto.
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